Tesla siempre ha buscado proyectar una imagen de marca disruptiva, empeñada en romper con lo establecido en el sector del automóvil. Sin embargo, la innovación no siempre significa avanzar, y en ocasiones se traduce en decisiones que parecen más caprichosas que visionarias. Pocas cosas resultan tan claras como la contradicción de eliminar un elemento tan básico como la palanca de intermitentes y, tiempo después, volver a ofrecerlo como si se tratara de un accesorio opcional. La promesa de lo nuevo termina chocando con la realidad de lo práctico, y el resultado deja un sabor de boca… dejémoslo en peculiar.
La historia comenzó en 2023, cuando Tesla presentó el Model 3 Highland, una actualización estética y técnica del sedán eléctrico. Entre los cambios más comentados estuvo la desaparición de la clásica palanca de intermitentes, sustituida por botones en el volante y accesos desde la pantalla táctil. Elon Musk defendió la medida como una simplificación necesaria, en línea con su visión minimalista del interior, pero el gesto cotidiano de señalar una maniobra de tráfico quedó atrapado en un rediseño que muchos consideraron innecesario e incluso peligroso. El debate fue inmediato: ¿por qué eliminar un componente tan esencial en la experiencia de conducción?
Ahora, al menos en China, Tesla ha tenido que dar marcha atrás. La compañía ha anunciado que todos los Model 3 Highland entregados en ese mercado volverán a incorporar la palanca de intermitentes de serie. Un reconocimiento implícito de que la decisión de eliminarla no encajó en la práctica y que la presión de los usuarios, junto con los requisitos culturales y de seguridad vial, han terminado imponiéndose. La paradoja es evidente: lo que se presentó como un salto hacia el futuro se deshace en cuestión de meses para recuperar lo que siempre funcionó.
Pero la rectificación no se queda ahí. Tesla ha decidido ofrecer un retrofit para los propietarios que ya recibieron su Model 3 sin palanca. El servicio, disponible a partir de septiembre en los centros oficiales, tendrá un coste de 2 499 yuanes —unos 350 dólares—. En lugar de asumir la equivocación como un error de diseño, la compañía traslada el coste a los conductores, que deberán pagar por volver a contar con un elemento que hasta hace poco formaba parte natural del vehículo. Innovación convertida en negocio, aunque el trasfondo sea un fallo en la propia estrategia de producto.

Una palanca para accionar los intermitentes. De serie en la inmensa mayoría de vehículos, pero complemento de pago para quienes cometieron el error de comprar un Tesla Model 3 sin ella.
La instalación no es un simple añadido. Implica sustituir el volante completo por uno que integra la palanca, mientras el original es reciclado por la propia Tesla. Esto evidencia que el diseño inicial del Highland nunca contempló una marcha atrás sencilla, y que recuperar la palanca requiere rehacer parte del interior. La marca ha tomado como referencia el volante del Model Y Juniper, más delgado y ergonómico, aunque la sensación que queda es la de un experimento improvisado, donde el usuario se convierte en el conejillo de indias de cada giro de timón. Nada nuevo, por otra parte, si hablamos de la «genialidad» de Musk.
El caso tampoco es nuevo. Tesla ya experimentó con el polémico volante tipo “yugo” en el Model S, presentado como el futuro de la conducción y, en la práctica, criticado por la falta de comodidad y seguridad. Tras las quejas, la compañía rectificó y volvió a ofrecer el volante circular tradicional como alternativa. El patrón se repite: se eliminan elementos consagrados bajo la bandera de la disrupción y, cuando la experiencia real los pone en cuestión, se restauran como si fueran novedades. El resultado es una imagen de inconsistencia que mina la confianza de quienes esperan estabilidad en un producto de alta gama.
En el fondo, lo que revela esta secuencia es una incoherencia estratégica. Tesla presenta como innovación cambios que en realidad responden más a una visión estética o ideológica que a una mejora real en la experiencia de uso. Cuando el mercado reacciona de forma adversa, la marca rectifica, pero no sin antes convertir el error en una nueva oportunidad de negocio. De momento, el retrofit de la palanca solo está disponible en China, pero no sería extraño que se extienda a otros mercados donde las críticas no han sido menores.
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