Windows 11 nunca deja de recordarnos que la confianza ciega en la tecnología es, en el fondo, un acto de fe (por no decir algo peor). Una actualización que llega puntual, instalada en segundo plano mientras trabajamos o jugamos, debería transmitir seguridad. Pero cuando ese parche se convierte en el origen de un problema mayor, la sensación de fragilidad se multiplica. No hay nada más desconcertante que descubrir que una supuesta mejora puede ponerlo todo en riesgo.
Ayer mismo te contábamos cómo los parches KB5063878 y KB5062660, lanzados en julio y agosto, podían provocar errores graves en determinados SSD bajo Windows 11. Usuarios inormaron de que, durante operaciones de escritura intensiva —transferencias de más de 50 gigabytes, sobre todo en discos con más del 60 % de su capacidad usada—, las unidades desaparecían del sistema. En algunos casos, tras reiniciar el ordenador, la unidad no volvía a estar accesible, con el consiguiente riesgo de pérdida de datos.
Aunque en un primer momento parecía un problema aislado, la situación rápidamente apuntó a una raíz común: los controladores de Phison, ampliamente utilizados en el sector. Modelos como el Corsair Force MP600, el SanDisk Extreme Pro, el Kioxia Exceria Plus G4 o el Fikwot FN955 se vieron implicados en los informes iniciales. El patrón resultaba inquietante, ya que no hablamos de un único fabricante afectado, sino de un ecosistema entero de unidades que comparten el mismo corazón tecnológico.
Ahora, Phison ha reconocido públicamente que las actualizaciones de Windows 11 podrían haber tenido un impacto directo en algunos de sus controladores, como el PS5012-E12. La compañía ha confirmado que ya investiga el alcance del problema, en colaboración con sus socios, y que trabaja en posibles soluciones. Entre ellas se barajan actualizaciones de firmware o, en el mejor de los casos, un nuevo parche que corrija la interacción defectuosa entre el sistema operativo y el hardware.
El caso no surge en el vacío. Durante años, las actualizaciones de Windows han arrastrado una reputación problemática. No son pocos los usuarios que recuerdan cómo un parche pensado para corregir vulnerabilidades acababa provocando pantallazos azules, ralentizaciones o incompatibilidades inesperadas. En el terreno del almacenamiento, los fallos no son nuevos: desde bloqueos en discos NVMe hasta pérdidas de rendimiento tras ciertas builds, la historia de Windows Update es también la historia de la desconfianza hacia un proceso que debería ser rutinario y seguro.
En el plano técnico, los expertos sugieren que este fallo encaja con escenarios conocidos en el mundo de los SSD. Un error en la gestión del Host Memory Buffer o en el firmware del controlador puede desencadenar bloqueos bajo cargas intensivas de escritura. El resultado: el sistema deja de detectar la unidad, como si nunca hubiera existido. Aunque los detalles aún están bajo análisis, el patrón repetitivo en distintas marcas y regiones apunta a una raíz común que va más allá de casos aislados.
Mientras tanto, la recomendación a los usuarios es clara: prudencia. Evitar transferencias de datos especialmente voluminosas, mantener siempre copias de seguridad actualizadas y estar atentos a nuevos comunicados de Microsoft o de los fabricantes de SSD. La comunidad espera que la investigación de Phison se traduzca en una solución rápida, pero lo cierto es que el daño a la confianza ya está hecho. No es fácil sentirse seguro cuando la actualización que debía proteger el sistema se convierte en un factor de riesgo para su estabilidad más básica.
Un simple parche, concebido para mejorar Windows 11, ha terminado exponiendo vulnerabilidades ocultas en hardware que usamos a diario. La cadena de confianza entre software y componentes parece tan sólida como frágil: basta un error de compatibilidad para que se desplome. Y quizá la lección más valiosa sea aceptar esa fragilidad como parte del paisaje digital en el que vivimos, aprendiendo a convivir con ella sin perder de vista lo esencial: la necesidad de proteger nuestros datos por encima de cualquier promesa de estabilidad.
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