Hasta hace poco, los asistentes de inteligencia artificial eran como habitaciones cerradas: respondían preguntas, generaban texto y poco más, Sin embargo, con el tiempo, esa limitación se ha ido diluyendo. La inteligencia artificial ya no solo conversa, sino que empieza a funcionar como plataforma, capaz de ejecutar tareas, interactuar con servicios externos y ofrecer resultados en tiempo real. En ese nuevo contexto, ChatGPT da un paso destacable, ya que se convierte en un entorno donde las aplicaciones viven dentro del propio chat.
Durante el evento DevDay 2025, OpenAI presentó la llegada de un ecosistema completo de aplicaciones integradas en ChatGPT. Según la compañía, esta nueva función permitirá usar servicios como Spotify, Canva, Figma, Coursera, Zillow o FiscalNote directamente desde la conversación, sin necesidad de abrir pestañas adicionales. Es, en esencia, una ampliación del concepto de plugin, pero mucho más profunda: las apps pueden mostrar interfaces interactivas, desplegar menús o incluso visualizar contenidos multimedia dentro del chat. El usuario puede escribir “crea un diseño en Canva” o “reproduce esta lista en Spotify” y obtener una respuesta con funcionalidad inmediata.
La clave técnica de esta evolución es Model Context Protocol (MCP), una arquitectura que actúa como puente entre ChatGPT y las aplicaciones conectadas. Este protocolo permite que el modelo interprete datos, ejecute acciones y mantenga el contexto de la conversación sin salir del entorno de chat. En la práctica, significa que ChatGPT puede consultar bases de datos, generar archivos o realizar operaciones en tiempo real, todo sin recurrir a ventanas externas. OpenAI describe este cambio como un paso hacia una “plataforma conversacional universal”, donde el lenguaje es la interfaz y las aplicaciones se integran como extensiones del pensamiento del usuario.
Para facilitar el desarrollo, OpenAI ha anunciado el Apps SDK, un kit de herramientas que permite crear y publicar nuevas aplicaciones dentro de ChatGPT. Los desarrolladores podrán conectar sus servicios mediante API y diseñar experiencias interactivas usando HTML ligero y componentes adaptables. Además, la compañía trabaja en un sistema de distribución y monetización directa que permitirá a los creadores ofrecer sus apps con pago instantáneo, lo que anticipa la llegada de un ecosistema comercial propio. El movimiento sitúa a ChatGPT más cerca de lo que fue el App Store de Apple en su día: un punto de encuentro entre tecnología, creatividad y negocio.
Las primeras demostraciones han mostrado a ChatGPT componiendo canciones en Spotify, creando diagramas en Figma o lanzando cursos en Coursera sin abandonar el entorno del chat. Según OpenAI, el despliegue comenzará de forma gradual en los próximos días para usuarios de las versiones Plus, Pro y Enterprise. Este lanzamiento también coincide con la nueva generación del modelo GPT-5, lo que refuerza la idea de que la compañía está unificando capacidades bajo un mismo entorno: conversación, automatización y servicios.
No se trata solo de una actualización técnica, sino de un cambio de paradigma. Con las aplicaciones integradas, ChatGPT deja de ser un asistente que responde y pasa a ser una plataforma que actúa. El lenguaje se convierte en la nueva interfaz de usuario, y cada línea de texto puede ejecutar acciones reales en el mundo digital. En cierto modo, es el regreso del concepto de sistema operativo, pero traducido al siglo XXI: uno que no se ejecuta en una máquina, sino en una conversación. Y ese, probablemente, sea el futuro hacia el que todos los asistentes acabarán convergiendo.
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